Entrevistas
Se juntaron para «impulsar» a los demás y cambiar sus realidades
Publicado el dia 22/10/2022 a las 20h12min
A través de la fundación, brindan ayuda en distintos aspectos, desde entregar comida hasta levantar un espacio para una mujer que tenía una precaria lavandería.
Un grupo de amigos de Mar del Plata que tiene la solidaridad “como propósito de vida” y siempre busca cómo ayudar a quien más lo necesita, conformó la Fundación Misión Impulso. Se dieron cuenta que, si unían sus fuerzas, su colaboración y compromiso podía llegar más lejos.
“En un principio lo hacíamos individualmente, nos encontrábamos todos en distintas misiones ayudando a familias en lo económico, familiar, espiritual, en la salud, y Dios nos juntó para organizarnos y hacer esto de otra manera”, contó el director de la fundación,Leonardo Flotta en declaraciones al medio Ahora Mar del Plata.
Desde entonces, trabajan juntos para ayudar a quienes están pasando por diferentes dificultades, “mayormente económicas y espirituales”. “Estamos todos aportando desde el amor para ayudarlos a cambiar esa realidad que los tienen atrapados”, explicó el también comerciante y empresario del rubro del entretenimiento.
Comenzaron colaborando con comedores y familias, pero en la pandemia, las necesidades crecieron: “Empezamos ayudando a pocas familias y terminamos asistiendo a 200 por día”.

En marzo de 2020, cuando vieron las dificultades que podía generar entre los más vulnerables el aislamiento, decidieron ponerse en acción y pese a las restricciones por el Covid, recorrieron los barrios, casa por casa, preguntando qué necesitaban. “Conociendo desde otro lugar la realidad que pasaba esa gente, decidimos desobedecer el aislamiento, por decirlo de alguna forma, y asistirla todos los días, con comida, ropa, gas, garrafas, sus diferentes necesidades. La logística era muy grande”, describe. Recorrieron Las Heras, El Martillo, Hipódromo, Camet, Las Dalias, Avenidas. “Recorrimos la ciudad de punta a punta”, resume.
Fue en ese momento que abrieron un espacio en una iglesia donde ofrecían alimentos para comer en el lugar o viandas para llevar. “Teníamos una organización más grande, con más voluntarios que se fueron sumando.”, destaca el director de la fundación.
En aquel entonces le dieron mayor difusión en las redes sociales y sumaron más ayuda. “Tuvimos una respuesta solidaria de los marplatenses, que se sumaron para colaborar y abastecer a esa gente”.
Con el tiempo, todo volvió a la normalidad. Se levantaron las resticciones sanitarias y muchas de las familias que recibían asistencia comenzaron a trabajar, a tener sus ingresos, sus “changas”. En ese momento, el grupo sintió que podía cambiar la forma de ayudar.
Tras una pausa, crearon oficialmente la Fundación Impulso. “El nombre representa el trabajo que queremos realizar y realizamos. Sentimos que nuestra misión es cambiar una realidad y darle el impulso a la gente para que su vida cambie”, dijo Flotta.
Los impulsos:
Una de las misiones destacadas fue el "impulso" a Roxi, una mamá de la zona de Punta Mogotes que todas las mañanas se levanta para preparar y vender pizzas, panes y buñuelos. Comenzó a trabajar en una cocina muy precaria y gracias a la solidaridad de un grupo de personas, pudieron mejorar su espacio. “Le dimos la sorpresa, junto a vecinos y familiares, de hacerle una cocina industrial nueva con las herramientas que necesitaba. Ella con ese impulso tiene trabajo digno y hasta generó empleo”, destacó con orgullo Flotta.
También colaboraron con la Escuela de Educación Secundaria N°30 “Barrio Centenario”. “Intentamos arreglarla, tratamos de buscar los recursos, pero era demasiada la inversión que había que hacer y se hacía difícil. Cuando nos estábamos por pinchar nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo igual, con lo que teníamos, y arreglamos el salón de actos, que estaba inutilizable. Ahora lo disfrutan todos los chicos”, contó.
Otra de las acciones fue para ayudar a Evelin, de 24 años y mamá de tres hijos, quien lava ropa para conseguir un ingreso. Todos los días recorre a pie el barrio El Martillo, para retirar o entregar la ropa. Conmocionados por su historia, los miembros de la fundación le alquilaron una casa y la equiparon para que pudiera trabajar.
Los pedidos de gente que necesita un medicamento para vivir, comida, chapa o un impulso para salir adelante llegan constantemente.
“Nos cuesta mucho elegir con qué misión vamos a avanzar. Gracias a Dios podemos tener la paz de saber que, al final de cada misión, ayudamos a quien más necesitaba de nuestra colaboración en ese momento”, concluyó Leonardo Flotta.
Fuente: Ahora Mar del Plata
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